LA PELOTA Y YO

 


Benja



La pelota y yo

Pienso. A los seis años ya se puede entrenar en el club. Los cumplo en julio. Mi mamá seguro me lleva. Tengo que pedirle. Por eso hago los deberes bien. Para que se acuerde y me anote en Rosario. Rosario es el más grande de Punta Alta. El mejor club para mí. Sporting también, pero me gusta más la camiseta de Rosario. Además, mi mamá es de Rosario y mi abuelo también.

Hoy empiezo. Volví del colegio y ya hice los deberes. Ahora, me toca ir al club. Me dijeron mis amigos de segundo que el profesor de la 2010 es lo más. Se juega por el año en que naciste. Se anotaron Milton, Bruno, León, Santi de mi escuela y no sé quiénes más. Ramiro, mi vecino de la cuadra, también. Vamos a ser un equipo tan bueno como Boca o como Argentina. Capaz puedo ganarme una copa.

Me doy cuenta de que me gusta más el fútbol que el colegio, pero no puedo dejar de ir porque sin colegio no hay fútbol, me dijo mamá.

El otro día mi mamá me quiso poner unos dibujitos para que me durmiera rápido a la noche. Daba vueltas y no me podía dormir. No me gustaban los dibujitos. Entonces cuando mamá se fue a la cama, cambié de canal y puse Sportcenter. Mi mamá me dijo que a veces hablo de noche dormido. Debe ser porque se me ocurre una jugada. Soy un campeón haciendo eso. Me gustaría ser periodista deportivo como mi mamá. Mi mamá es la mejor de todas las mamás porque nadie sabe de deportes como ella.

Me sigue gustando más el fútbol que el colegio, pero no se lo digo a mi mamá. A mi abuela tampoco porque ella me va a decir lo mismo. Sin colegio, no hay fútbol. Eso quiere decir que me tengo que sacar buenas notas.

Los viernes mi abuela me va a buscar al colegio para ir a su casa. Cuando llego almorzamos algo que me gusta. Siempre me hace cosas ricas, empanadas, milanesas, fideos con crema y mucho queso. Yo llego, me saco las zapas y voy a buscar pelotitas. Comemos y jugamos con esas pelotitas chiquitas de colores. Hay por todos lados, debajo de los sillones, detrás del escritorio, debajo de la mesa. Yo solo sé dónde están. Mi abuela se sienta en la silla y yo hago un arco que son las baldosas del horno y empezamos. La tiro y me la devuelve. La tiro y me la devuelve. Siempre le gano. Todas las veces juega conmigo. Mi abuela es una genia. También ella mira mis cuadernos, me felicita y repite: sin colegio no hay fútbol.

Hoy estoy muy enojado. La señorita dijo que no podíamos jugar más a la pelota en la escuela. Nos aburrimos sin fútbol en los recreos. Por eso inventamos “la pelota invisible” y jugamos igual. Hacemos las jugadas de los genios. Todos vimos videos de los mejores. Maradona, Messi, Ronaldo. Las imitamos sin pelota. Di María corre y corre, se la pasa a Lavezzi, él a Messi. La Pulga gambetea a todos y gooool de Argentina. Las maestras mucho no entienden lo que hacemos. Sin pelota igual se puede.

Tengo doce años y recuerdo lo que pensaba de chico. Ya estoy en sexto grado. Este año termino la primaria. Todavía no sé a qué colegio secundario iré. Creo que al Nacio como muchos compañeros. Me sigue gustando el fútbol. Ahora voy solo en bici a los entrenamientos, no me pierdo ninguno, y me quedo a ver a los grandes. Este año hice varios goles, pero un golazo se lo dediqué a mi mamá como hacen los jugadores de primera y alguien lo filmó. Ahora lo tengo de recuerdo para siempre. También me tomó la abuela cuando entré con la bandera de la provincia de Buenos Aires en el acto de San Martín. Me puse muy orgulloso y me acordé del dicho “sin colegio no hay fútbol”.

Diana Durán, 22 de octubre de 2022

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