FRENTE A LOS INCENDIOS

 


Cerro Currumahuida. Diario Jornada. Chubut

FRENTE A LOS INCENDIOS

Lucio y Marie se habían recibido hacía un año de especialistas en gestión ambiental. Durante la carrera habían tenido una experiencia de campo sobre de los incendios del Delta del Paraná que en el año 2020 afectaron más de setecientas mil hectáreas de bosques y pastizales, además de los humedales y ríos. Las poblaciones isleñas, además de las pérdidas económicas, sufrieron por el humo y las cenizas.

Luego de esa práctica decidieron unirse al equipo “Rescate Ambiental” formado por especialistas en distintas disciplinas que se ocupaban de riesgos como sequías, inundaciones, terremotos e incendios.

Durante enero de 2021 fueron enviados a la Patagonia para actuar en los siniestros que se habían desatado en los bosques andinos. Se trataba de uno de los desastres forestales más grandes y devastadores de El Bolsón, Río Negro, que afectó aproximadamente a diez mil hectáreas de arboleda patagónica. El fuego comenzó en las inmediaciones de la ciudad y se propagó rápidamente debido a las altas temperaturas y la baja humedad. Causó una gran pérdida de vegetación nativa y generó una densa capa de humo que impactó en la calidad del aire regional. Se tuvieron que evacuar personas de las áreas más cercanas. Los jóvenes llegaron muy tarde como para intervenir en esa oportunidad y regresaron a Buenos Aires frustrados por no poder participar durante el evento.

Por largo tiempo se dedicaron, como integrantes del grupo de Comunicación y Educación, a desarrollar campañas de toma de conciencia ambiental y a elaborar materiales sobre el uso responsable del fuego y la importancia de no arrojar colillas en las zonas boscosas. También planearon simulacros para preparar a los afectados de las distintas comunidades.

Durante su tercera experiencia en riesgos, Lucio y Marie, fueron destinados nuevamente a la comarca andina. Esta vez el fuego se había iniciado en el Cerro Currumahuida, una elevación de la cordillera de los Andes perteneciente al Sistema Federal de Áreas Protegidas, que resguarda el bosque andino patagónico muy cerca de la localidad de El Hoyo. Cuando llegaron al pueblo el panorama era desolador para los jóvenes porteños acostumbrados a tareas más bien académicas o burocráticas. Vieron como sesenta personas eran evacuadas a una escuela debido a la proximidad del foco ígneo. Sintieron ansiedad, miedo, tristeza y pérdida, pero también la necesidad de actuar.

También experimentaron una disyuntiva cuando algunos pobladores de la localidad les entregaron el panfleto de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) que decía: “Liberación y reconstrucción nacional mapuche. Este es un aviso a la población de toda la Comarca Andina: no pararemos hasta que la Patagonia arda y recuperemos nuestro territorio. Esto es tierra sagrada del RAM. Invasores no tienen permitido habitar en tierras ancestrales”.  La Comunidad Mapuche de Cushamen era una de las más grandes y reconocidas del Chubut, poseedora de un territorio de mil doscientas hectáreas. Creer o no creer en las acusaciones constituía un gran problema ético para ellos, pero peor sería no poder cumplir con la obligación de enfrentar la cuestión principal.

Lucio y Marie eran ambientalistas, pero no querían inmiscuirse en el tema de los pueblos originarios, sino que tenían como objetivo desarrollar campañas de concientización sobre los incendios. La tarea les parecía extravagante frente a la catástrofe y las implicancias políticas y culturales que se mezclaban. Ellos sabían poco de los temas antropológicos o culturales y dudaban de que pudieran hacer algo razonable sobre ese asunto.

Los jóvenes no solo debían inspeccionar, sino también proponer mejoras en los sistemas de alerta y medidas para prevenir las respuestas futuras y mitigar posibles daños. Al advertir la situación de vulnerabilidad de la población se dieron cuenta que estaban en pleno contexto del desastre que se había originado en una línea eléctrica al tocar un bosque de pinos y desde allí el fuego se había propagado rápidamente debido a las altas temperaturas y fuertes vientos. La más afectada había sido la localidad del Hoyo a pocos kilómetros del cerro.

Lucio le dijo a Marie que debían conversar profundamente sobre el tema. Se plantearon el alcance de su actividad. ¿Te parece que estemos pensando en mapas de riesgo? le preguntó a Marie. Ella lo miró fijo y reflexionó: creo que en este momento hay otras prioridades. Fue entonces cuando decidieron unirse a los brigadistas que luchaban contra el fuego con quienes experimentaron el calor intenso de las llamas, la sudoración por el esfuerzo y el estrés de que se avivara, pero también la esperanza cuando se lograba controlar algún foco. Ya habría tiempo de tratar con antropólogos avezados los argumentos del Movimiento Mapuche Autónomo de Puel Mapu o de iniciar con escuelas y comunidades locales campañas de concientización. Ahora urgía la catástrofe.

Poco tiempo después se enteraron de que los panfletos eran viejos y no se habían hallado en el lugar del foco del incendio. Esta vez se sintieron conmovidos por su decisión de actuar y al tiempo se radicaron en El Bolsón y fundaron en el lugar una organización no gubernamental de intensa labor frente a los riesgos ambientales locales.

 

© Diana Durán, 2 de diciembre de 2024

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